domingo, 18 de octubre de 2015

LAURA CASIELLES


Mencionada por:
Alba González Sanz

Menciona a:
Martha Asunción Alonso
Sara Torres
Alba González Sanz
Ana Hidalgo





Biobibliografía


Laura Casielles (Pola de Siero, Asturias, 1986) es licenciada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en filosofía por la UNED y máster en estudios árabes e islámicos contemporáneos por la Universidad Autónoma de Madrid. Es autora de Soldado que huye (Hesperya, 2008), Los idiomas comunes (Hiperión 2010; con esta obra obtuvo el XIII Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal, así como el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández en 2011, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) y Las señales que hacemos en los mapas (Libros de la Herida, colección Poesía en Resistencia, 2014), su tercer libro de poesía publicado y cuyo proyecto obtuvo una ayuda a la creación del Injuve. Ha sido incluida en diversas antologías y traducida a otros idiomas, por ejemplo en Canto e demolizione. 8 Poeti Spagnoli Contemporanei (Thauma Edizioni, 2013), y ha visto publicados sus poemas, artículos, entrevistas y traducciones en revistas y periódicos como Herperya, Ellas dicen de MLRS, Cuadernos Hispanoamericanos, Mordisco, Clarín... En 2007 fue premio La Voz + Joven de Caja Madrid y la Casa Encendida y en 2009 premio Arte Joven Latina en la categoría de poesía. Realiza traducciones literarias del francés. Ha participado con su poesía de viva voz en diferentes recitales y eventos poéticos en España y en otros países.


Poética

MODO DE EMPLEO

Estuve al borde del cinismo.
Afilé mis palabras,
cultivé alusiones,
desgrané tristezas.
Casi pensé
que era importante un gesto impenetrable
y hacer como si el dolor fuera asunto de risa.

Pero no.

Hay que acariciarse los ojos.

También nosotros necesitamos amor para ser valientes.


(De Los idiomas comunes)


Poemas

LA LEVEDAD DEL PÁJARO

Aprender la levedad del pájaro.
Sacar los pies del nido y encontrar
que fuera el mundo es limpio
y el cielo es amplio
y no nos queda nada
por lo que valga la pena no amar.

Aprender
la levedad del pájaro. Respirar.
Sentir cómo pasa el aire
por todas las esquinas del cuerpo,
lo más parecido a volar
que puede hacer una mujer
como yo,
con el corazón
pegado a tierra.
Desafiar
la gravedad
como quien desafía
una norma, aprender
la levedad del pájaro.
Olvidar que las cosas pesan
y echarlas al aire,
quedarse quieta y ver
cómo
les nacen
alas.
Lo más parecido a volar
que puedo hacer,
yo que tengo
los pies
de plomo.

Aprender
la levedad
del pájaro.


(De Los idiomas comunes)

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DESCENTRALIZACIONES (IV)

Reivindico mi mitad mora, la parte goda
de mi genoma,
basta ya
de dioses griegos que no riegan mi sangre.

Reivindico
un viejo primate casi en las costas de África,
un pueblo que vivía aquí antes.

Amo
a Ariadna y Helena, sí,
pero ya basta:
¿qué ha pasado
con las tres mil mujeres sabias de la corte andalusí?

No reivindico a Pelayo, no reivindico a Isabel,
no vencí
en ninguno de los Triunfos De La Historia.
No sé si habrá héroes en mi estirpe, mi memoria instintiva se detiene
en un loco y una hereje que llenaron los huecos de mi genealogía
en el tramo que se pierde en los siglos oscuros.

Reinvindico
los obreros que pueblan mi escudo de armas
y las lenguas que mataron antes de que yo las pudiera aprender.
Basta ya de vírgenes de óleo y de rosa y de rosae,
ya hemos tenido bastante
derecho romano.

No fueron mis antepasados los culpables
del saqueo de El Dorado, de las casas
quemadas en Brunei.

Reivindico
a quienes emigraron hasta aquí
y a quienes al desertar por amor me salvaron del limbo.

Dejad ya de pintarme
un pasado de grandes avenidas
(inconfundibles, rectas, limpias),
dejad ya de decidirme
apellidos ilustres.

Mi memoria rastreará mi linaje
enredando callejas.
Rehilará cien recuerdos escogidos
para un futuro justo.


(De Los idiomas comunes)

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UN GESTO SIMPLE

Lo aprendimos cuando nos perseguían:

de la mano
correr
no parece una huida.


(De Las señales que hacemos en los mapas)




viernes, 31 de julio de 2015

MARTHA ASUNCIÓN ALONSO


Mencionada por:
Rodrigo Olay



Menciona a:
Laura Casielles
Alba González Sanz
Miriam Reyes
Isabel Bono
Carmen Juan
Martín Bezanilla
Adela Sainz Abascal




Bio-bibliografía

Martha Asunción Alonso (Madrid, 1986) es licenciada en Filología Francesa y titular de un máster en Historia del Arte. Como docente en secundaria y en la universidad, ha residido en diferentes destinos de la Francia hexagonal, la Francia de ultramar y el Canadá francófono.

Su poesía ha recibido distinciones como el VII Premio de Poesía Joven de RNE, el Premio Adonáis o el Premio Nacional de Poesía Joven ''Miguel Hernández'', otorgado por el Ministerio de Cultura. Es autora de los libros de poemas Wendy (Pre-Textos, 2015), Skinny Cap (Libros de la Herida, 2014), La soledad criolla (RIALP, 2013) o Detener la primavera (Hiperión, 2011), entre otros.


Poética

GAJOS DEL OFICIO (fragmento) #ArsPoetica

(…)

Me invitaron a hablarles de literatura a alumnos conflictivos de un centro de educación compensatoria. Me propuse convencer a aquella legión de mascachicles con auriculares de que escribir servía para volvernos más fuertes, para echar menos de menos, para no olvidar (o bien para fabricarnos recuerdos mejores), para hacernos perdonar (y perdonar), para querer mejor de lo que a veces queremos, para enamorar… Servía, vamos. Cuando llegó el turno de preguntas, lo cierto es que me hicieron muchas, todas muy interesantes: si tenía Tuenti, si quería cacho, si fumaba porros y si era bollera.

(De Wendy)


Poemas

MUTACIONES POÉTICAS

En mi familia no hay poetas.

Pero mi abuelo Gregorio,
cuando regaba el huerto en Belinchón,
se quedó tantas tardes
velando las acequias, murmurando:
No bebemos
el agua: es ella quien nos bebe.
El agua
es
la mujer.

No, en mi familia no hay poetas.

Pero una vez, muy niña, encontré cáscaras
de huevo azul
a los pies del almendruco.
Se las mostré a mi padre y mi padre, silencioso,
me enseñó a hacerles un nido
con ramaje; 
y me enseñó por qué: hay pedazos de vida
que son
sueños enteros. 

En mi familia, os digo, no hay poetas.

Pero cuando mi bisabuela
Asunción
contempló por vez primera el mar
-la primera y la única-,
me cuentan que se quedó muy seria, muy callada,
durante un ancho rato, hasta que dijo:  
Gracias
por
los ojos.

No sé de dónde salgo. En mi familia
no hay poetas
malos.


(De Wendy)

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NANTES

La belleza nos iba pisando los talones,
pero éramos fuertes:
ese don de sufrir lo innecesario.

Nantes. O diciembre, que llegó justo a tiempo. 
Yo le rezaba al Loira,
yo le pedí el coraje de no rozar tus alas.
Dicen que aquel invierno fue el peor
del último siglo, los más ancianos
jamás habían visto
tanta nieve. Y que una mariposa
muere si la acaricias.

Hubo también plazas felices,
tardes como un milagro de sábanas al sol,
brindis con el mar dentro.
Y la isla. Cómo voy a olvidarme de la isla,
tu cuerpo, las gaviotas,
hermosísimo error. Y el polvo azul. 

Nantes, o el deshielo.

O cómo la ternura
nos acabó pisando el corazón.


(De La soledad criolla)

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NOSTALGIAR

Plataneros meciendo el corazón,
duendecillos de mimbre en las estufas
y el abuelo que vuelve de la mina
con pan de pajarines y meruéndanos rojos
(rojos eran tus labios cuando pescabas nubes,
de niño, por las Veigas).

Nostalgiar.

Crepitar de mazorcas en el horno.
Otoño en cucuruchos de papel.

Esta niña no sabes el padrenuestro,
ni la tabla del cinco,
ni estar sola.

El príncipe soltero del desván invisible.
Manchas chinas de aceite sobre papel de estraza.

Nostalgiar.

Quiero, abuela, hojaldres y una gripe,
cachorros callejeros a los pies de mi cama:
volver, lavarme el corazón con manzanilla.

Esta niña no sabe estar con nadie,
salirse de los cuadros del salón,
dibujar un sombrero… ni una boa.


(De Detener la primavera


sábado, 18 de julio de 2015

CONSTANTINO MOLINA


Mencionado por:
Gonzalo Gragera


Menciona a:
Martha Asunción Alonso
Carlos Loreiro
Laura Casielles
David Leo









Bio-bibliografía


Constantino Molina nace en Pozo-Lorente (Albacete) en 1985.

Desde que abandonó sus estudios universitarios de Licenciatura en Humanidades en el año 2006 ha trabajado en muy diferentes puestos de empleo que nada tienen que ver con la labor literaria (pintor, ferrallista, jardinero, auxiliar de topografía, camarero o peón en empresas de manufactura). 

Su primer libro, Las ramas del azar, ha sido galardonado con el Premio Adonáis 2014. Algunos de sus poemas se recogen en en antologías y revistas nacionales e internacionales. Es colaborador habitual del periódico ABC. 


Poética


LUCIÉRNAGAS

Escribir en la noche
y sin saber.
Ir encendiendo 
palabras
como luciérnagas
en roca árida.
Y sorprendernos.
Y no saber.
Para admirar, así,
cada vez más
su interrogante y clara maravilla.


(De Las ramas del azar)


Poemas


CANCIÓN DEL MUNDO

Si alguna vez callásemos 
como callan los árboles, las nubes
y las piedras, podrían escucharse
los árboles, las nubes y las piedras.

También en estas cosas se escucha una canción.
Y desde su silencio nos invitan
a creer en la voz que sin verbo habla.

Así,
mientras alguien fabula estrategias que calmen
su incertidumbre,
un lúgano le canta a la mañana 
y el cielo le regala los colores del bosque.

Mientras alguien disfraza con plegarias su miedo,
un milano dibuja su vuelo entre las nubes
y esparce libertad.

Y mientas alguien busca con palabras
la respuesta que salve su alegría,
la primavera llega, tan callada,
y expande los secretos de la dicha.

El mundo nos entona su canción.

Una canción en blanco, 
sin dictado ni acorde, sin ciencia ni conciencia,
que de la nada viene y en todo se refleja.

Basta callar, dejar cantar al mundo,
y oír su voz fugaz para entenderlo.


(De las ramas del azar)

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YONQUI

Pobre ángel desdichado de arrabal.
Outsider melancólico y mendigo
que por unas monedas
lloras en estaciones y mercados.
Probablemente nunca
deseaste la vida de los márgenes
y hoy por ellos caminas
en busca del amor fumado en base.
Comido por el ansia aspiras hondo
ese néctar hirviente 
que ya tu sangre busca y necesita.
Tus pulmones se inundan 
con humo de placer y enfermedad,
con átomos de éxtasis
y con el jugo espeso del suicidio.
No puedes resistir,
tus brazos de sarmiento 
tiemblan mientras sujetas tu veneno
y se abre, renacida,
la flor casi marchita de tu rostro.
Ni siquiera te escondes,
fumándote la plata de los días
haces tu ofrenda al sol de la mañana
y nosotros te vemos,
bufones compasivos de tu suerte,
mientras desapareces tras un fuego
que, hermoso y soberano,
nunca deja de arder
aunque su llama mate y envilezca.


(Inédito en libro)

martes, 14 de julio de 2015

JAVIER TEMPRADO


Mencionado por:
Raquel Vázquez

Menciona a:
Constantino Molina
Gema Palacios







Bio-bibliografía


Javier Temprado Blanquer (Albacete, 1992) es Graduado en Historia por la Universidad de Alicante. Ha publicado el libro de poemas Los vértices del tiempo (Siltolá, 2015). Sus textos han sido recogidos en las antologías Una generación de fuego (Ed. Fractal, 2012) y Cosmoanónimos 2.2 (Festival Cosmopoética, 2014). De igual modo, ha colaborado en la revista Barcarola, en antologías digitales como Abisal Fanzine, Tangram Proyect o Ciudades Esqueleto y en iniciativas como Versos de Pizarra. Así mismoSe alzó con el Premio Nacional de Poesía Joven Ciudad de Albacete en 2014, y durante ese mismo año disfrutó de una beca en la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores. Es, además, miembro organizador del Festival Poético Fractal.


Poética


Por accidente, me topé un día con un poema que no figuraba en los libros de texto. Me era extrañamente familiar porque hablaba de bares y luces de neón. De repente la poesía se convirtió en una compañera amable y hostil y he ido creciendo junto a ella. Supongo que por ello hablo del tiempo, del cuerpo del tiempo y de lo que hace la nostalgia y la memoria junto a ambos. Una gota de agua más que se desliza por la ciudad.


Poemas

I.
En mi bostezo caben mil mundos.
En la circunferencia metálica
de un cañón, que supongo tu boca,
no cabe más que la propia vida.

Y preparo café, cierro las persianas,
doy de comer a mis recuerdos
dos nostalgias al día.

Y pienso que la vida no es un asunto tan grave.

Encuentro la violencia de lo cotidiano,
mirar por la ventana,
teclear números y palabras,
saberme perdido.

Lo subversivo de las cosas
que te matan en silencio.


(De Los vértices del tiempo)

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II.
Cruzas la noche
con el cerebro gris
y lees las noticias en internet.

Exhiben cuerpos sin vida,
deshechos de sombras a plena luz,
sangre habitando con la suciedad.

Circulan tus ojos por el mundo,
Tombuctú, Alepo, El Cairo, Gaza,
Newton, São Paulo.
Nombres sin imágenes, mancillados
de olvido y portadas.

Click y cierras la página.

Clausuras el dolor, ignoras sus nombres.
Su memoria desaparece
entre el fuego de la muerte.

Y a ti no te importa ni lo más mínimo.


(De Los vértices del tiempo)



jueves, 11 de junio de 2015

GONZALO GRAGERA


Mencionado por:
Candela de las Heras



Menciona a:
Jaime Sánchez
Diego Álvarez Miguel
Xaime Martínez
Miguel Floriano
Constantino Molina
Jesús Montiel
Rodrigo Olay





Bio-bibliografía

Gonzalo Gragera (Sevilla, 1991) ha realizado estudios de Derecho en la universidad de su ciudad natal. Ha publicado los libros de poemas Génesis, editado por Jirones de Azul, y La vida y algo más, editado por La Isla de Siltolá. Poemas suyos han aparecido en revistas como Estación Poesía, comandada por Antonio Rivero Taravillo, Piedra del Molino y La Isla de Siltolá. Actualmente, colabora en el programa de radio ''La Mañana'' de COPE.


Poética

Acudir al cobijo de los clásicos. Uno de ellos dijo que todo esto de la literatura se resumía en ver el asombro donde otros ven la costumbre. Poco más.


Poemas


CUESTIONES

¿Por qué cuando te miro
tengo en una mano el ayer
y en la otra el infinito?


(De Génesis)

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LA LIBRERÍA

                      A Fernando Iwasaki

Las librerías: los Estados
más democráticos que existen.

Nuestro librero cuenta las hazañas,
el hito del negocio literario.

Aquel libro, de Marx, ha convivido
un año con las páginas de Friedman;
ambos han sacudido los bolsillos
de un universitario trasnochado
                                                                    e idealista....

Y no hubo contienda ni conflicto
el tiempo que estuvieron dialogando.
Quizás alguna broma algo mordaz,
el discutir irónico y burlesco...
                                                                   y poco más.

Un día del invierno, bajas temperaturas,
Góngora se cobija
en un endecasílabo famoso
de Quevedo.
No estorba la nariz superlativa,
el ingenio satírico del verso.

Las librerías: los Estados
más democráticos que existen.
Escritas están todas las ideas
en silencio. En calma.

                                              Y en libertad.
  

(De La vida y algo más)

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LEVE RETRATO DE UNA PLAZA

Una fuente en la plaza
con su música y su canto.
La cal. El parterre. La acacia.
Los veladores. Los geranios.
El camino pedregoso
inundado de guijarros.
Y el olor a tópico y leyenda
en la flor, aún imberbe, del naranjo.


(Inédito en libro)



lunes, 27 de abril de 2015

SARA A. PALICIO


Mencionada por:
Miguel Floriano

Menciona a:
Cristian David López
Elena Medel
Raquel F. Menéndez
Unai Velasco
Carmen Juan
Laura Casielles
Ruth Llana


Bio-bibliografía


Sara Alonso Palicio (La Felguera, 1991) es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo y actualmente cursa el máster en Literatura Española que se imparte en la Universidad Complutense de Madrid. Ha dejado una primera y pequeña huella en la antología Una música, un rumor y un símbolo (Círculo Cultural de Valdediós, 2010) y publicado recientemente su ópera prima, Las costumbres vacías (Trabe, 2015), que mereció el Premio Asturias Joven 2014.



Poética

''By mourning tongues / the death of the poet was kept from his poems'': escribo para restarme realidad.


Yo soy lo de menos: ''creemos los nombres / derivarán los hombres'', dijo alguien alguna vez, a propósito de algo. Aún estoy en ello, para hacerme Quijote y que así sea la verdad como yo la había imaginado.

Intento poner a la vida contra las cuerdas, por eso estoy detrás de esa ficción llamada poema y ''lamo las heridas del tiempo en estos versos''.


Poemas

FILEMÓN A BAUCIS

                                                y no era posible amar
                     entre unas calles donde todo era sucio.

                                                       Javier Egea


Ya siento caer la última noche
en el templo. Déjate la piel
sobre la mía bajo los tilos:
por fin los dioses han olvidado
las luces de los días ajenos
a tu tacto, aquellos cuando yo
no soy yo mismo
                           y no te quiero.


(De Las costumbres vacías)

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MUTATIS MUTANDIS


                                       Recuerda que yo existo porque existe este libro,
                                       que puedo suicidarnos con romper una página.

                                                                    Luis García Montero


Porque puede, uno a veces
                                           se pregunta

 como quien mastica una resaca
aún a medio sueño y ve pasar
la noche (dios, qué noche)
por el tamiz de una miopía
de chupitos y se arrepiente,
es un decir, de tener amigos
decía que entonces uno piensa
o algo parecido  si este puñado
de salpicadas
                      líneas
                                horizontales
son la imagen de un cuerpo
vertical que busca re-
                                 conocerse.


(De Las costumbres vacías)

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Porque tiene el silencio su mecánica
en los círculos que trazan los destinos
poco importa
si las geometrías áureas de los astros
o los ecos de los pasos de los dioses
son lo mismo,
si vivir es o no
                       una cuestión
                                           de tiempo,
mientras algunos cuerpos quieran salir
de dudas
y anticipados a su propio dolor
hagan música al estar contra las cuerdas.


(Inédito en libro)



jueves, 9 de abril de 2015

ALBA GONZÁLEZ SANZ



Mencionada por:
Ruth Llana

Menciona a:
Elena Medel
Lola Nieto
Laura Casielles
Martha Asunción Alonso
Sara Torres
Carmen Juan
Raquel Fernández



Bio-bibliografía


Alba González Sanz (Oviedo, 1986), es licenciada en Filología Hispánica y Máster en Género y Diversidad. Actualmente prepara su tesis doctoral en la Universidad de Oviedo. Ha publicado los libros de poemas Apuntes de espera (Torremozas, 2010), que mereció el Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven en su XI convocatoria, y Parentesco (Suburbia, 2012). De próxima aparición es el cuaderno Traje Roto (Ejemplar Único, 2015). Entre 2006 y 2012 coordinó las actividades del colectivo cultural Hesperya. Mantiene la web: http://albagonzalezsanz.es


Poética

INVENTARIO

Guardo objetos como dones sencillos
que hurtar a la avaricia de la muerte.
Las historias raptadas,
las palabras prendidas
del tiempo.

Cometas.

Guardo detalles que caldean la nieve.
El abrazo como llanto de la mar. Nuestra piel
ofreciéndose al frío
en el combate diario
del temblor.

Guardo todo porque todo me señala.

El Niño que se esconde en el tejado. La Mujer
que camina la vereda arrancando las zarzas
que ocultan el refugio.
Nosotras que crecimos del rescate.

El futuro todo cabe en esta casa.
Sus fantasmas nos conceden
el perdón.

(De Parentesco)


Poemas

AUTOBIOGRAFÍA

Una autobiografía es la suma de las mentiras que se pueden contar.
Yo soy tres elementos en desorden:

la niña participando en pruebas de cross,
sin poder dar marcha atrás, saltar la cinta, detener el paso;
la niña que odia el deporte porque en él no se puede perder

la adolescente acomplejada por no ser bonita,
lista sí, pero con las piernas demasiado grandes;
piernas que ni siquiera le sirvieron para correr

la mujer  joven, oscura  que aún fuma a escondidas,
se esconde entre libros, construye su máscara;
un reloj sin agujas decide por ella sus pasos inseguros.

Mi autobiografía, la suma de las veces que mentí,
las que lloré,
las traiciones y soledades que vi
a mis pies,
que fui regando en silencio.

Mi autobiografía, fracaso inicial, certeza de la muerte.
Asumir el absurdo
para ver
los estragos que causa la esperanza.

(De Parentesco)

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TRANSMIGRACIÓN
(TRÍPTICO)

I.

El trayecto pasó a ser un escenario
condenado por la falta de telón.
No soy la misma. La máscara no oculta
al personaje.
El cuerpo se rebela al tacto,
se contamina en el discurso,
en esta voz.
Ahora que conozco
las falacias erráticas del viaje
me resisto a marchar,
me dejo ser.
Extraño a la que finge
en la distancia lejana de los días.

II.

El silencio quiebra el orden
de la oración, espesa
la calma de lo dicho.
Las piedras que apuntalan este centro se erosionan
al contacto del amor.
Si concateno enunciados olvido el ritmo
hambriento de la sintaxis,
las vidas
proyectadas a la vida que han roto
los cimientos de mi fe.

No respondo para no clasificarnos.

La vieja colección de dinosaurios: sus láminas y huesos, la falta de color.
Cartílago de plástico que no puede rugir, que no nos muerde.
Desde la infancia, las bestias que no temo se guarecen
del temor a las palabras pronunciadas.

Los monstruos de estos días
se alimentan de corazón.

III.

Al llegar a la ciudad fortifiqué un espacio.
Por murallas, las costumbres hechas fotografía;
por tradición, los libros que aprendí.
El hogar eran los rostros felices de los míos:
esta que soy me significa
esta que soy no conoce el cambio.

      La locura se contiene en la ficción.

Los castigos son entonces para el cuerpo.
Prohíbo la soledad, el territorio.
Me construyo en rutina y atravieso
el fondo del dolor como un paisaje
de campos arrasados.

Tierra baldía.

Levanto una casa
huyendo de mí.

(Inédito en libro)