viernes, 23 de enero de 2015

MIGUEL FLORIANO


Mencionado por:
Diego Álvarez Miguel

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Diego Álvarez Miguel
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Bio-Biobliografía

Miguel Floriano Traseira (Oviedo, 1992) estudia el Grado en Lengua Española y sus Literaturas en la Universidad de Oviedo. Ha publicado los libros de poemas Diablos y virtudes (2013), Tratado de identidad (2015) Quizá el fervor (2015) y Claudicaciones, además de la plaquette Solícito adiós (poemas acuciados) (2015) y, conjuntamente con algunos compañeros de generación, Principios organizativos del Patarrealismo Salvaje (2016). Sus versos se incluyen en la antología Diversos (Círculo Cultural de Valdediós, 2015), y Re-generación (2016). Ha preparado, junto al poeta Antonio Rivero Machina, la antología Nacer en otro tiempo. Antología de la joven poesía española (2016). Poemas suyos se recogen en las revistas Círculo de poesía, Estación Poesía y Anáfora. Ha participado en la XII Edición del FIP (Festival Internacional de Poesía de Granada). Dirige Nadie que habla, espacio perteneciente a la revista digital RitmosXXI, y el blog personal Lujuria crítica. Ejerce la crítica literaria en diversas plataformas. Reside en Oviedo.


Poética

Traigo a Mallarmé, vertido por Martínez Sarrión: 'Aquí te traigo al hijo de una noche Idumea.'


Poemas




[POETA ESTUPEFACTO, MAGNITUD...]

Poeta estupefacto, magnitud
de signos acotados por la boca,
costurero de la piel y del instante
detenido, vaga enjundia
incompetente, relevo, residuo,
jardín templado
y erecto en sus raíces.


(De Diablos y virtudes)

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PRIMITIVA ELEGÍA

                            A Luis Llorente

En esta mansa noche de verano
en que la brisa y su manera de acoger la mirada
acercan el recuerdo, en ti
pienso de nuevo, inquieto niño
de ambiciones furtivas, desarmada
criatura de alas primorosas.

Si miro al horizonte, casi puedo
distinguir tu silueta: estás sentado
al borde de la orilla, con una caracola
pajiza entre las manos, esperando quizá
la caricia gentil de la marea.
En ese ayer, la tarde soleada
e inmortal nunca conserva para tus ojos
ángulos tristes: no es posible
descuidar la alegría si se es
aún enteramente asombro.

Saber quisiera
en qué rincón extinto de mi vida
exhalaste tu último suspiro
para dar paso al hombre que hoy habría
de ofrendar su tiempo a esta inquietud,
en qué recodo
lúgubre se apagó tu maravilla,
discreta y noble como el pulso de los álamos.

Saber quisiera en qué momento,
en qué momento abandonaste
las lindes de mi cuerpo. Ya sin ti
el porvenir es solo una plegaria.



(De Quizá el fervor)


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                 XIX
             (Morfosis)

En demasiadas ocasiones
escribo la impotencia:
no converjo en mi secreto.

En demasiadas ocasiones
un trazo de letal misericordia
usurpa ese milagro de palabras
luminosas y esenciales
que nivelan verdad y transparencia.

En demasiadas ocasiones
me busco y solo hallo
esta fatiga de encontrarme.
Termino entonces
por resumir el cuerpo
en un sendero hacia ninguna parte.

En demasiadas ocasiones,
vacío ya de ser, de voz, de hallazgo,
me abro a mi destierro
y mudo en un Nadie que habla.


(De Claudicaciones)


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SIN QUE MUCHOS

Agua de mar para la quieta orilla
y el duro roquedal. Ola y marea.
Luz que incida, celebre los relieves
y concluya las formas que a los ojos
perturben o complazcan. Aire
que roce el verde renacido
de aquellos pinos, aire que se nombre
como viento en confines imposibles.
Agua para limpiarte las heridas.
Luz que en tu memoria me conquiste.
Aire que tu cabello desordene.

Todo lo que incesante
se nazca y se repita
sin que muchos –acaso solo tú–
lo aguarden:

                          mi retrato.



(Inédito)


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