Mencionado por:
Sara Torres
Menciona a:
Sara Torres
Jesús Castro
María Schmetterling
Óscar García Sierra
Vicente Monroy
Luna Miguel
María Mercromina
Bio-bibliografía
Poemas
SED VERDADERA
Quien no tiene la oportunidad de sentir sed,
no puede gozar bebiendo
Michel de Montaigne
Quizás la verdadera sed
que desertiza mi garganta
sea la necesidad
de ser
sed
en garganta ajena
promesa
de agua
en garganta ajena.
(De Compartir el frío)
---------------------------------
ESCENA Nº3
Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre
Federico García Lorca
Aún sigo soñando con tu olor,
esa mezcla indescriptible de fiebre
y hielo de pimienta, sudor denso
como el esperma y tierra rojo Siena.
Había un azafrán muy negro siempre...
Pero he de ser sincero.
Esas tan solo son sus cualidades
objetivas. Tendría que añadir:
Un día en clase de educación física,
usé la excusa de ir al baño para,
desierto el vestuario,
aspirar el olor
del polo no tan blanco en las axilas
y con cuidado —podía llegar
cualquiera en un instante—
saqué de tus zapatos
los calcetines algo húmedos:
olían al ozono que precede
a las tormentas de verano.
[De La primera sed (recuerdo en nueve escenas)]
---------------------------------
ESCENA Nº6
Amé su limitada perfección
Francisco Brines
O aquel día en los vestuarios. Tú
blandías tu prematura y exacta
masculinidad
contra los otros chicos. Ese día
me agarraste por la espalda. Tu brazo
sobre mi cuello,
tu cuerpo contra el mío
delante de la clase.
Entonces deseé la asfixia, el darme
como animal de sacrificio.
Pero tenía miedo.
Recuerdo que te lancé por encima
de mi cabeza; un golpe seco
contra el suelo; el silencio
de los demás. Recuerdo especialmente
aquel fuego amasado entre tus manos
al ayudar a levantarte,
y el brillo de tus ojos
porque lo habías entendido todo...
Y en esa perfección,
desde tu limitada perfección,
lo celebrabas.
[De La primera sed (recuerdo en nueve escenas)]
Sara Torres
Menciona a:
Sara Torres
Jesús Castro
María Schmetterling
Óscar García Sierra
Vicente Monroy
Luna Miguel
María Mercromina
Bio-bibliografía
Miguel Rual (Oviedo, 1992) estudia Medicina. Sus poemas han sido publicados en las antologías Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011), y La poesía posnoventista española en 15 voces (edición digital, 2014), ambas confeccionadas por la poeta Luna Miguel, además de en Mecánica Celeste (Círculo Cultural de Valdediós, 2012). Participó en las jornadas Mil novecientos violeta. Poesía, Internet y 1990, organizadas en La Casa Encendida. Escribe en castellano y en inglés, habiendo publicado en esta última lengua el libro Part of us, dentro del proyecto internacional de poesía PoetryWill Be MadeByAll!, impulsada por la organización 89plus. También ha publicado poemas en la HarvardSummerReview (Issue 17, Summer 2011) y en la revista de literatura Chutzpah! (Issue 16, Winter 2013). http://datosbiograficos.tumblr.com
Compartir el frío es su primer libro de poemas en castellano, aún inédito.
Poética
Poemas
SED VERDADERA
Quien no tiene la oportunidad de sentir sed,
no puede gozar bebiendo
Michel de Montaigne
Quizás la verdadera sed
que desertiza mi garganta
sea la necesidad
de ser
sed
en garganta ajena
promesa
de agua
en garganta ajena.
(De Compartir el frío)
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ESCENA Nº3
Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre
Federico García Lorca
Aún sigo soñando con tu olor,
esa mezcla indescriptible de fiebre
y hielo de pimienta, sudor denso
como el esperma y tierra rojo Siena.
Había un azafrán muy negro siempre...
Pero he de ser sincero.
Esas tan solo son sus cualidades
objetivas. Tendría que añadir:
Un día en clase de educación física,
usé la excusa de ir al baño para,
desierto el vestuario,
aspirar el olor
del polo no tan blanco en las axilas
y con cuidado —podía llegar
cualquiera en un instante—
saqué de tus zapatos
los calcetines algo húmedos:
olían al ozono que precede
a las tormentas de verano.
[De La primera sed (recuerdo en nueve escenas)]
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ESCENA Nº6
Amé su limitada perfección
Francisco Brines
O aquel día en los vestuarios. Tú
blandías tu prematura y exacta
masculinidad
contra los otros chicos. Ese día
me agarraste por la espalda. Tu brazo
sobre mi cuello,
tu cuerpo contra el mío
delante de la clase.
Entonces deseé la asfixia, el darme
como animal de sacrificio.
Pero tenía miedo.
Recuerdo que te lancé por encima
de mi cabeza; un golpe seco
contra el suelo; el silencio
de los demás. Recuerdo especialmente
aquel fuego amasado entre tus manos
al ayudar a levantarte,
y el brillo de tus ojos
porque lo habías entendido todo...
Y en esa perfección,
desde tu limitada perfección,
lo celebrabas.
[De La primera sed (recuerdo en nueve escenas)]
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